Las canciones inolvidables del ‘Señor Bongó’ Roberto Roena

Como muchos de los grandes de la música, Roberto Roena soñaba con despedirse de este mundo de un escenario. Durante su carrera forjó un sello de identidad marcado por el respeto y entrega total a la música y al espectáculo. El escenario era su templo.

Por eso su partida ha pegado tan fuerte entre los fanáticos de la salsa. ‘El señor Bongó’ se dedicó a engalanar la interpretación de sus grandes éxitos con el baile y una energía que demostró ya desde su niñez en el barrio Dulces Labios, en Mayagüez, Puerto Rico. De su cuerpo emanaba la alegría del Chachachá o el mambo y ese poder fue esencial en su siguiente etapa como músico en concierto.

Pero también fue un poderoso creador en el estudio. Trabajó con Cortijo y su combo, El Gran Combo de Puerto Rico y el famoso Apollo Sound, junto a los músicos más importantes del género salsero. Con este último revolucionó el sonido de la música, con una combinación en los instrumentos de viento que pronto se convirtió en parte de su sello artístico. Las trompetas eran poderosas en su música. Roena, además, le dejó a la salsa verdaderos clásicos como Marejada feliz.

Se trata de una de las canciones más pegajosas de Roena y su grupo. Fue cantada por Papo Sánchez y es un himno a la nostalgia y la melancolía del amor.
“Marejada feliz, vuelve y pasa por mí /Aún yo digo que sí, que todavía pienso en ti Usted decide/ Marejada feliz (ahí na’ má’), vuelve y pasa por mí/Aún yo digo que sí, que todavía pienso en ti / Y el vértigo que mi alma provocó/Lo íntimo sacudió en mi corazón/ Traté de evitar su rápida partida/ Su amor que sigue lejano de mi vida”.

Sánchez también fue el intérprete de ‘Mi desengaño’, escrita por Julio «Gunda» Merced y José «Pucho» Souffront, y que se incluyó en el disco «Lucky 7», publicado en 1976 y que habla de sentimientos, tristeza y redención con un intenso toque de samba.

“Cuando descanse te hablaré/ De un algo extraño /Y vida mía te diré; mi desengaño (…). Hay que vivir el momento/ Que nos importa el pasado/ No ves que al pasar el tiempo, todito queda olvidado, olvidado; menos esa composición, que no podía faltar en ningún concierto.